8/07/2009

Reflexión

Dice M. P: Un hecho intelectual no es necesariamente la “verdad” y su mala aplicación constituye siempre una falsedad.

Y también dice: en un tiempo los hombres morían por la verdad, ahora la verdad muere en manos de los hombres.
Los apóstoles que murieron por su fe, los cristianos que cantaban en la arena mientras se soltaba sobre ellos a los leones hambrientos, o se los colgaba de estacas para que, convertidos en antorchas vivientes, iluminasen los jardines del palacio de Nerón, era gente que dio demostraciones vivas de sinceridad, humildad, honestidad y devoción a los primeros seguidores de Cristo. El propio Maestro fue guiado a la montaña por los demonios, y tentado por la visión de las fastuosas ciudades tendidas en los valles. Los antiguos iniciados fueron tentados por las cosas de este mundo. Buddha, junto a la cuna de su pequeño hijo renunció a las riquezas de la vida mundana y se decidió por la vida peregrina del asceta. La gran necesidad de misericordia inundó su alma, y lo sacrificó todo a su amor grande y desinteresado. Las voces mundanas tientan de continuo a los estudiantes; sólo los que son fuertes alcanzarán la sabiduría que buscan. El verdadero ocultista no aspira más que a la sabiduría. Cuando Salomón levantó sus manos a su Dios, Jehová habló desde los cielos para preguntarle qué quería, y Salomón respondió pidiéndole el don de la sabiduría. Jehová le preguntó si no deseaba alguna otra cosa; Salomón respondió: "No; solo quiero sabiduría". Y Dios dijo a Salomón que por haber pedido únicamente la sabiduría, le daría además todas las otras cosas, y que a partir de ese día y hasta el fin del mundo, no habría rey más rico, más grande ni más lleno de bendiciones que él.


No bien escuchamos las palabras de los exponentes modernos de las cosas divinas, echamos de ver que logran convertir a la gente al ofrecer al ignorante precisamente las mismas cosas que los maestros antiguos rechazaron como tentaciones del demonio. Los líderes de los nuevos cultos prometen repetidamente a sus discípulos las “ciudades de los valles”. Y los crédulos seguidores de tales “maestros modernos” se atropellan unos a otros para caer a sus pies y aprender cómo, a través de la “personalidad magnética” o la “gimnasia mental” se puede adquirir las posesiones terrenales que los “maestros modernos" les han prometido. El crimen no está en desear las cosas de este mundo, pues hasta cierto punto, esas cosas son necesarias y buenas. El hombre no estaría ubicado en su esfera si no esperase lograr algún provecho de su estudio y su experiencia. El crimen, el mal, está en simular que estas doctrinas pervertidas obedecen a una inspiración espiritual y el asumir que el deseo principal de Dios es hacer que la gente alcance la independencia económica.



Interesantes esto: Una de las reglas más interesantes de la Sabiduría Antigua es la de que ninguno de los iniciados debe discutir el Absoluto.

Cuando preguntaron a Buddha acerca de lo Absoluto, rehusó discutir el tema. El mismo silencio observó con respecto a los dioses, pues sentía que estaban por encima del plano de la inteligencia humana. Se le consideró, por consecuencia, ateo o, al menos, panteísta, cuando en realidad fue su respeto y reverencia a la deidad lo que lo llevó, en su sublime sabiduría, a dejar de pronunciar palabras cuya insuficiencia no haría más que profanar las cosas sagradas.
Cuando los discípulos de Sócrates interrogaron a su maestro acerca de lo absoluto, éste rehusó discutir el tema, diciendo que ello sobrepasaba su saber, amen de que no tenía finalidad práctica en la vida cotidiana.

Sólo hay una serie de verdaderos ejercicios en el mundo: los llamados ejercicios esotéricos. Todas las naciones los han adoptado, agregando alguna modificación necesaria a las particularidades de raza, color y cualidades orgánicas. Los cristianos tomaron los suyos de los judíos, los judíos de los egipcios, los egipcios de los brahmans, y, así sucesivamente ad infinitum. Al dar Buddha una fe a la India, no hizo más que dar una doctrina para la consideración del pueblo, pues, siendo él mismo un Brahman, siguió el culto brahmánico de los ejercicios esotéricos.
Por: M.P.H.

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